jueves, 15 de abril de 2010

Despedida de soltero

Llega el momento en la vida de un grupo en el que tiene que ampliar su oferta y abrirse a un nuevo mundo de oportunidades empresariales. Por eso ahora, Delito y Medio está disponible para eventos, como despedidas de soltero/a. Pero no nos vamos a marcar un streep-tease, a no ser que se nos sustituya la sangre por alcohol (o en su defecto, muchísima pasta ;P).

El Sábado pasado estuvimos tocando en una despedida de soltero. Pero que no se preocupen los trabajadores de este sector, que no nos vamos a meter en su terreno. Era la despedida de un buen amigo, que no sabía que sus colegas, aparte de prepararle el típico fiestón con todo lo necesario, nos habían invitado a montar un bolo sorpresa con otro grupo que también son amigos del novio.

Después de un montón de tiempo guardando el secreto, por fin llegó el día. Nos metimos en la furgo bien prontito, después de cargar un montón de cacharros
para poder sonar en un sitio que no era ni mucho menos una sala de conciertos. El camino no se hizo largo, disfrutando de la carretera en un día soleado. Nos dio tiempo a parar a comer tranquilamente en Ágreda y hacer unos kilómetros más para llegar a Pamplona.

La "sala" era un restaurante en un polígono industrial. Habían montado un escenario con tarimas, muy apañado, y apartado todas las mesas en una zona cerrada. Montamos todo el tinglado y a sonar, porque nos dio tiempo a probar con el otro grupo unos minutos, y nosotros media canción. De repente llegó el autocar y tuvimos que mantener silencio. No podía sonar un acorde, porque no sabía nada ni de conciertos ni de qué iba a pasar.

Entraron todos los colegas, más de uno no podía disimular que iba de despedida, y le sentaron frente al escenario con los ojos tapados por una bufanda. Era el complemento perfecto, porque venía vestido con la equipación de España, espinilleras y todo.

Mitxi le destapó los ojos y comenzó el concierto. Todos encantados porque se había llevado un sorpresón de no te menees. Después de lavarse un poco la cara tras la emoción del primer momento, pudo disfrutar de nuestro bolo y después,
del concierto de Last Second (grupo de amigos suyos que llevaban 6 años sin tocar juntos pero se reunieron para la ocasión). Con el equipo que teníamos, las prisas y la sala en sí, no sonaba nada mal.


Pequeño vídeo con el momento de la sorpresa.

Y luego a continuar la fiesta, ya reenganchados con ellos. Pudimos recoger las cosas y guardarlas en una bajera gracias a Álvaro, pero también gracias a una de las camareras, que se ofreció a conducir, porque íbamos todos bastante borrachos. Pensábamos que se podía guardar todo en el sitio en el que estábamos y bebimos como si fuésemos músicos en una despedida.

No voy a desvelar lo que pasó durante la fiesta, porque lo que pasa en una despedida, se queda en la despedida. Pero horas más tarde el bus volvía a ponerse en marcha para ir a Villaba a una pedazo de disco con varios tipos de música en varias plantas. Algunos decidimos no jugárnosla y pasar primero por la pensión y dejar las maletas, pero como llevábamos una botellita de ron, allí que nos quedamos. Menos mal, porque según alguno que lo sufrió, al rato de llegar al garito, pedazo de redada de la policía foral, con 45 tíos encapuchados y con cascos, entrando a saco para pillar a todo el mundo.

Al día siguiente, después de dormir en la pensión más agusto que nada, nos dio tiempo a que nos hicieran una entrevista para un documental (sí, como suena), saludar a Aritz y Yola (los novios) y demás familia, comentar la noche anterior y, con mucho pesar, recoger y volver a la carretera para estar de vuelta en Madrid más pronto de lo esperado.

Si nos llaman para otra despedida y va a ser la mitad de divertida, me apunto sin pensarlo.

Este finde nos vamos a Badajoz, al pueblo de Tany, Cabeza del Buey. Seguro que lo pasamos en grande, porque es como estar en casa. Y luego un paroncito para seguir componiendo. En breve anunciaremos unas fechas más en la web.