lunes, 3 de enero de 2011

Desde Somosierra a Cantabria

Después de un mesecito encerrados en en local, haciendo temas nuevos para el disco, pudimos desfogarnos un poco cogiendo carretera a finales de Julio.

Otra vez la A-1, al norte. La primera parada era en Somosierra, en la sierra de madrid, en el punto más alto del puerto. Nos esperaban para el II Somosrock, con amigos de Mitxi y un montón de gente conocida.

Llegamos pronto, para variar, y ayudamos en lo posible a montar el equipo de sonido, ya que nuestro cantante era el encargado del tinglado. Mientras se iba haciendo de noche, fuimos subsanando los problemillas típicos de todo esto, pero poco a poco nos iba llegando el aroma de la barbacoa que estaban preparando no lo suficientemente lejos.



Un poco asustados por el frío, al final se calmó el viento por la noche y pudimos pasar un buen rato con Akúltico, que eran los encargados de abrir el concierto. Después nos tocó el turno a nosotros, menos mal, porque la noche se iba calentando y los cuerpos también. Después llegó el turno de Apalanke para cerrar los conciertos, aunque la noche siguió bastante más allá, pues hubo que recoger todo el montaje, con menos ayuda que para montarlo como es habitual.

Realmente yo recuerdo más bien poco de los últimos momentos, porque ir como una cuba no debe ser una prioridad para un biógrafo, cosa que no me pareció importante a esas horas. Nos desperdigamos un poco, mientras unos iban a por algo de comer a las siete de la mañana al hotel del pueblo, otros estaban en la peña rematando la noche. Yo me quedé en la furgo intentando recordar cuál fue el cubata que me mató (es el problema de no tener la cerveza lo suficientemente fría). Mientras los del bocata volvían meneando los carrillos y con un cenicero robado del tamaño de una tapa de alcantarilla, los demás seguían extraviados, así que hubo que ponerse a hacer llamadas para conseguir llegar todos, en dos furgos, al "Paraíso" donde sobábamos esa noche. Ahora que lo pienso, a partir de aquí es donde sí que no recuerdo nada.


Nos acomodamos en Sigueruelo, para despertar horas después resacosos y otra vez a coger carretera, previa ducha y almuerzo en casa de Mitxi. Ahora nos tocaba Cantabria, en Lantueno, precioso pueblo como todos los de esa zona. Es realmente espectacular. Pero también es sorprendente que cada vez que vamos al norte nos tratan como si fuésemos colegas de toda la vida y como si estuviésemos en casa.

Llegamos cuando ya estaba probando sonido uno de los grupos encargados para ello. Como tampoco había demasiado que hacer, aprovechamos para ir a nuestro alojamiento (como buenas estrellas del rock ;) y probar un ratito la cama. Nos tenían preparado un precioso albergue en lo alto de la loma, con unas dueñas que nos cuidaron de maravilla. Allí llegó Fido, nuestro anfitrión, batería de Ekos del Ebrio y con el que compartimos escenario poco tiempo atrás en Sigueruelo, esa vez tocando para Zutik. Desde el primer momento que llegamos a Lantueno nos sentimos como en casa, y son los bolos que hacen que los viajes merezcan la pena, aunque fuera solo por conocer a gente tan interesante.

Cuando se hizo de noche salimos del albergue en busca de un bar con máquina de tabaco, cosa que no parecía un reto y terminó por serlo. Después de preguntar en varios sitios terminamos llegando a Ventorrillo, una pequeña localidad cercana, donde nos aseguraron que había un mesón donde podríamos comprar. Allí, además de conseguir nuestras dosis, terminamos saliendo con una botella de Black Label 12 años y la promesa del dueño del Mesón El Ventorrillo de intentar pasarse por el concierto, solo a cambio de dedicarle una canción. Lo que decía, qué gente más maja hay por el norte.
Con el dueño del mesón El Ventorrillo.

Y ya nos fuimos directos al concierto, donde pudimos ver a A-Tono, Insurrectos y Ekos del Ebrio antes de que nos tocara cerrar la primera noche del III Garauja Folk-Rock. Como todos los grupos sonaban francamente bien, no tuvimos que trabajar mucho para levantar al público, que estaba animado. Según subimos a las tablas se nos debió quitar cualquier resto de resaca porque pudimos darlo todo, como nos gusta, haciendo un muy buen bolo. El dueño del Ventorrillo pudo pasarse a vernos y aprovechó para traernos unos chupitos al escenario para terminar de animarnos y poder acabar el bolo más contentos de lo que subimos.


Tocaba recogida, pero la noche no terminaba aún. En la barra se montó el último evento de la noche, y era una batería y unos amplis con los que seguir tocando versiones, mezclando gente de todos los grupos y amigos varios. El alcohol ya había conseguido hacer mella, así que no pasará a la historia por lo musical pero sí por lo divertido.

Cuando decidimos recogernos era ya prontísimo, así que tiramos hacia el
albergue con más dificultad de la esperada, pero pudimos dormir muy agusto todos juntos en la misma habitación. Allí estábamos los Delitos acompañados por Javi, Alberto, Toñín e Iván. Al día siguiente nos tocaba carretera otra vez, ya de recogida camino a casa. Lo mejor de todo es que era Sábado y teníamos el finde para descansar.

Os dejamos un vídeo en el que podéis ver cómo nos entretenemos cuando nos vamos de bolo.