miércoles, 25 de mayo de 2011

LO PROMETIDO ES DEUDA

Esta entrada nos la sirve Raúl.


“LO PROMETIDO ES DEUDA”

Han sido tres la ocasiones en las que nos hemos desplazado a Bizcaia, en dos de ellas Aranguren fue el destino y, en la tercera, La Herrera nos esperaba para divertirnos participando en el II Festival Batakarock.


Desde el primer momento en el que visitamos tierras vascas surgió una genial relación entre la gente de Malestar General, anfitriones de nuestros tránsitos por el norte, con Delito y Medio.

Sin duda alguna son los pequeños detalles los que provocan que uno reincida en experiencias. Tanto si tocas en una banda como si no, creo que esta es una clara “Conditio sine qua nonpara hacer que quieras volver a participar en un determinado festival, o saliéndonos del panorama musical, volver a un destino veraniego, repetir plato ante un buen cocido o continuar con la saga literaria de cierto autor de nombre impronunciable. Con todas estas premisas era cuestión de tiempo que los “Malestar General” aceptaran nuestra invitación para dejarse caer por Madrid.


Para esta ocasión decidimos compartir el escenario de la emblemática sala Hebe de Vallekas, lugar en el que me encanta tocar, seguramente por la cantidad de conciertos que he visto desde mi época más maideniana.


El ritual más o menos atiende a un guión muy parecido los días de concierto: quedada en el local para cargar los trastos, viajecito hasta Vallecas, cabezadita mía por el camino (esto me lo voy a tener que mirar, o me pongo tibio a “redbules” o me compro una sillita para bebés de 65 kgs.), llegada al Hebe, descarga de la cacharrería y espera en la puerta hasta que vengan a abrirnos. Otra cosa no tendremos, pero puntualidad… A este paso nos acabaremos llamando Delito y Medio Quartz (water and beer resistant) … of course!


Al momento aparecieron los Malestar al completo para comenzar conjuntamente con el montaje del backline y dar paso a sendas pruebas de sonido.


Abrieron la noche ellos aprovechando para presentar a su nuevo vocalista, el cual apareció con una larga túnica negra a juego con una máscara calaveresca, todo ello bajo el sobrio corte de un sombrero digno de cualquier ciudadano de apellido italiano en la Chicago de finales de los años 20.


Con el objetivo de darle un ambiente fúnebre al escenario colocaron dos lápidas a ambos lados del mismo, haciendo que el marco del concierto fuese lo más parecido posible a una cripta. ¡Muy currado!


Tras aproximadamente una hora de concierto y cinco o seis carreras del cantante por el Hebe provocadas por la adrenalina del momento, finalizaron lo que fue la primera excursión de Malestar General lejos de casa. Todo un placer para nosotros como destino elegido.


A modo de homenaje decidimos, durante nuestro turno en el escenario, ponernos el polo conmemorativo de las fiestas de Aranguren que habíamos conseguido meses atrás y guardábamos a modo de cariñoso trofeo. Detalle que gustó mucho a nuestros compañeros.



Tras los primeros temas, justo a partir del momento en el que las muñecas se sueltan y de algún modo sabes que todo está marchando a la perfección, empecé a ser consciente de lo “petadísimo” que estaba el Hebe ¡que pasada! Me venían imágenes a la cabeza de los días en los que con mi recién cumplida mayoría de edad, enfundado en elásticos y camisetas de Manowar, me dejaba caer por esta sala a ver conciertos de grupos de todos los colores y sabores. Algunos con mas renombre, que no siempre calidad, que otros. Es inevitable ilusionarse y darle, si cabe, un poco más de sentido a esto del tocar en una banda.


Creo hablo por todos si digo que lo pasamos genial.